lunes, 26 de marzo de 2018

Piel y emociones

Tu canción favorita sonando en directo en un concierto. 
El olor que te hace recordar a alguien importante en tu vida. 
El frío del invierno. 
Ver acercarse a la persona que querés. 
El miedo que te provoca una película de terror. 

Estas emociones te pondrán, sin duda, la piel de gallina. 



El mayor órgano que tenemos los seres humanos es sensible al frío, al viento, a la contaminación, al calor y, por supuesto, a las emociones. No solo los ojos son el espejo del alma, la piel que recubre absolutamente todo nuestro cuerpo también lo es.

Recibimos sensaciones. 
Gracias a la piel tenemos sensaciones y podemos comunicarnos con otras personas mediante el tacto. Un abrazo con una persona querida hace que nuestras células epiteriales envíen mensajes a nuestro cerebro, que se encarga de interpretar ese mensaje y de planificar la respuesta que el cuerpo dará a continuación, como por ejemplo, la orden de liberar endorfinas que nos hagan sentir calmados y bien. Sabías que el contacto piel con piel entre un bebé y su mamá es vital para que este pueda crecer y desarrollarse adecuadamente a nivel neurológico? Incluso acelera el desarrollo de sus sistema inmunitario!

No será la primera vez que te aparecieron rojeces o granitos que no sabés de dónde provienen. Tu primer pensamiento será pensar que comiste algo que te cayó mal o que te 
dió alergia. Notaste que tu pelo se cae más que de costumbre, y tampoco sabés por qué es? Tus niveles de hierro y vitaminas están correctos y, aún así, tu pelo se cae que parecés un golden retriever. No todos nuestros problemas dermatológicos están asociados a enfermedades físicas, sino que los problemas psíquicos juegan un papel directo en algunas enfermedades de la piel.

La piel es el órgano más grande que tiene el cuerpo, aproximadamente ocupa unos 2 metros cuadrados y su espesor va de los 4 a los 5 milímetros, más o menos tiene un peso de 5 kilos.
Estamos tan acostumbrados a verla y parece tan resistente que a veces infravaloramos su importancia. Sin embargo, tiene una función vital para nosotros, nos sirve como una barrera protectora frente a las bacterias y otros patógenos externos, es como un filtro que selecciona lo que es bueno o malo para nuestro cuerpo.

Pero, la piel es afectada por todos los aspectos de la vida, desde lo que come cada persona hasta el lugar dónde vive, si toma o no toma suficiente agua, si padece estrés, depresión o angustia, hábitos, hasta dónde y cómo trabaja. 
Una piel sana es más capaz de luchar contra los signos del envejecimiento, sanar mucho más rápido y evitar mejor cualquier enfermedad. 
Cada parte del cuerpo responde muchísimo a las emociones. La piel posee un vínculo profundo con los sentimientos de las personas lo que significa que los problemas emocionales pueden ser determinantes a la hora de poder curar algún tipo de anomalía.

Los psicólogos especializados en los trastornos de la piel tienen hasta tres campos diferenciados con los que trabajar. Por un lado se encuentran los problemas de la piel asociados a los problemas emocionales, como el estrés. Por otro, los problemas psicológicos provocados por las enfermedades o trastornos de la piel, como la psoriasis. Y, por último, los trastornos psiquiátricos que se manifiestan a través de la piel, como la tricotilomanía (alopecia traumática) o el delirio de parasitosis (el paciente cree tener bichos bajo su piel).

Según el médico especialista de Sochiderm, Rodrigo Loubies, se estima que hasta un tercio de los pacientes dermatológicos “requiere consideración de factores psicológicos o emocionales” a la hora de tratar sus afecciones cutáneas. Muchas de ellas (rojeces, urticaria, sudoración extrema, acné caspa, picores, sarpullidos…) aparecen y se desarrollan en momentos de máxima ansiedad, estrés, angustia y miedo. De hecho, los estudios demuestran que el 80% de las enfermedades de nuestra piel tienen origen psicosomático, es decir, los factores psicológicos influyen en ellas.

Estos factores desempeñan un papel importante no solo en la aparición de las enfermedades sino también en su mantenimiento y su cuidado. Las enfermedades psicosomáticas son producidas por somatizaciones del individuo. Cuando la relación mente-cuerpo se ve alterada debido a emociones displacenteras, sentimientos negativos, modificaciones del ciclo vital o situaciones de alto impacto emocional, las cuales producen estrés, pueden representarse en forma de síntomas o enfermedades físicas.

Por lo tanto, la piel, funciona como un sofisticado termostato de nuestras emociones.

El estrés es otro grave trastorno que encuentra su principal vía de expresión a través de la epidermis:
El acné tardío, que afecta a mujeres entre 35 y 45 años con la aparición de acné antes del ciclo menstrual sobre todo en cara y cuello, responde, en muchos casos, a situaciones de cansancio y estrés.
La tensión nerviosa favorece la liberación de adrenalina y ésta actúa sobre las glándulas sebáceas, que captan las hormonas en exceso que hay en la sangre y producen mayor cantidad de sebo.
El pruito y la urticaria manifiestan irritación. Las personas que la padecen suelen ser hipersensibles y, en ocasiones, presentan dificultades a la hora de expresar sus emociones.
En ocasiones, la psoriasis y la alopecia, se manifiestan ante la desilusión, el luto o una grave pérdida emocional.
Y a pesar de que no está empíricamente demostrado la dicha popular dice que “la persona feliz o enamorada” irradia luz por sus poros, mientras que su epidermis se vuelve opaca ante situaciones de tristeza o desilusión.

Por lo tanto, podemos observar la estrecha relación que existe entre nuestro estado emocional y la expresión psicosomática de nuestro cuerpo.

Las emociones afectan nuestra vida diaria e influyen en nuestras decisiones. Literalmente las sentimos en el cuerpo y las manifestamos en nuestras expresiones y conductas.

Lo importante es saber que son las emociones y aprender cómo manejarlas para poder superar el estrés, los problemas diarios y tomar las mejores decisiones. El aprender a manejar las emociones ayuda a que tengamos una mejor salud y que experimentemos mejores relaciones con las demás personas. Como uno puede aprender a manejar las emociones? Uno desarrolla inteligencia emocional practicando yoga y meditación. 

Teniendo "recreos" o espacios para uno mismo en los que se pueden agregar herramientas como las flores de bach, la aromaterapia, o lo que ofrecemos nosotros; la cosmética holística. Usamos cosméticos 100% naturales, potenciados con la ayuda de aceites esenciales puros para un beneficio no sólo "superficial" y dérmico, sino también mental y sensorial.


Todos los días nos suceden cosas que producen que sintamos emociones, por eso es tan importante el vivir con inteligencia emocional. Por ello es fundamental conocer y aprender nuestras emociones básicas y su proceso emocional.
Los procesos adaptativos como los problemas laborales, la pérdida de un ser querido, la ansiedad frente a los exámenes o simplemente, el enfrentamiento los acontecimientos diarios son los que, en ocasiones, nos desbordan diaria y emocionalmente.

La piel enferma tiende a parecer pálida y sin brillo, mientras que la sana parece plena y vigorosa. Las arrugas se desarrollan con mayor facilidad y son más profundas si la piel está deshidratada y poco saludable, también logrando causar manchas. Cuando la piel está enferma, pierde elasticidad, lo que puede hacerla ceder y parecer delgada.

El cuidado adecuado de la piel no es sólo para lucir bien, se trata de mantenerla saludable. Los malos hábitos en el cuidado de la piel pueden causar erupciones cutáneas, llagas, acné y arrugas. La piel enferma es más susceptible a la enfermedad, infección y es más probable que cicatrice después de una herida.


CUIDALA, CUIDATE, QUERETE.
La próxima vez que tu piel sufra preguntate antes si vos también lo estás haciendo.

“MENS SANA IN CORPORE SANO”

No hay comentarios:

Publicar un comentario